
24 Sep Periodismo literario; ‘Crónica de una muerte anunciada’
La mejor manera de homenajear a un escritor es leer sus libros. Tras la muerte de Gabriel García Márquez, cuyo obituario ya estaba más que escrito en las redacciones cuando sucedió su deceso (paradojas de la vida), se me presentó la oportunidad de meterle mano a esta obra maestra de la literatura universal de la cual vi de niño una conseguida versión cinematográfica.
Se trata de una novela con mucho de reportaje de sucesos y que debería estudiarse minuciosamente en las facultades de periodismo de todo el mundo por los muchos alardes de los que hace gala en cuanto a la confrontación de las fuentes y de la narración minuciosa de los hechos.
Quizá sea esta cuestión lo más interesante además del dibujo precioso y preciso de la psicología coral de un pueblo del fin del mundo en Colombia, con sus prejuicios morales en el centro de la tragedia y sus tipos y clases sociales bien definidas hasta la asfixia de puro inmovilismo de siglos.
Desde esta novela modernísima, Gabriel García Márquez da una lección inolvidable al periodismo de sucesos; a más fuentes y más información de un hecho más cercanía a la verdad. Esta pluralidad de voces o de puntos de vista que refleja la obra nos abre a la injustificada muerte de Santiago Nasar. Un émulo de Nazareno que acaba siendo acuchillado por la indiferencia de todo un pueblo que no hace nada ante el cruel ajuste de cuentas de los hermanos Vicario.
Como de todos es sabido, la trama se resume en la calenturienta venganza de dos hermanos por el robo del honor de su hermana. Tema eterno en la literatura desde la Iliada. Un hecho descubierto la misma noche de bodas por su acaudalado esposo y vengado por estos a las pocas horas de la devolución de la ‘no virgen’ a la casa de sus progenitores por el ‘burlado’. Los hermanos cometen el asesinato a plena luz del día, tras avisarlo a decenas de vecinos e incluso no obtener oposición suficiente en las fuerzas de orden público. Para mayor drama a la puerta de su casa y con su madre ajena al apuñalamiento al otro lado de la misma.
Pero es que nadie hizo nada por salvar la vida de Nasar, aceptando de alguna manera el ajuste de cuentas de los hermanos deshonrados y latiendo por debajo cierta envidia hacia el joven apuesto asesinado.
Es por corta, atractiva y fácilmente digerible una de esas historias que merece la pena leer para coger tono de lectura y saborear los verdaderos ingredientes de lo que es una novela con mayúsculas, intriga y verdades enfrentadas.
Se trata de una novela con mucho de reportaje de sucesos y que debería estudiarse minuciosamente en las facultades de periodismo de todo el mundo por los muchos alardes de los que hace gala en cuanto a la confrontación de las fuentes y de la narración minuciosa de los hechos.
Quizá sea esta cuestión lo más interesante además del dibujo precioso y preciso de la psicología coral de un pueblo del fin del mundo en Colombia, con sus prejuicios morales en el centro de la tragedia y sus tipos y clases sociales bien definidas hasta la asfixia de puro inmovilismo de siglos.
Desde esta novela modernísima, Gabriel García Márquez da una lección inolvidable al periodismo de sucesos; a más fuentes y más información de un hecho más cercanía a la verdad. Esta pluralidad de voces o de puntos de vista que refleja la obra nos abre a la injustificada muerte de Santiago Nasar. Un émulo de Nazareno que acaba siendo acuchillado por la indiferencia de todo un pueblo que no hace nada ante el cruel ajuste de cuentas de los hermanos Vicario.
Como de todos es sabido, la trama se resume en la calenturienta venganza de dos hermanos por el robo del honor de su hermana. Tema eterno en la literatura desde la Iliada. Un hecho descubierto la misma noche de bodas por su acaudalado esposo y vengado por estos a las pocas horas de la devolución de la ‘no virgen’ a la casa de sus progenitores por el ‘burlado’. Los hermanos cometen el asesinato a plena luz del día, tras avisarlo a decenas de vecinos e incluso no obtener oposición suficiente en las fuerzas de orden público. Para mayor drama a la puerta de su casa y con su madre ajena al apuñalamiento al otro lado de la misma.
Pero es que nadie hizo nada por salvar la vida de Nasar, aceptando de alguna manera el ajuste de cuentas de los hermanos deshonrados y latiendo por debajo cierta envidia hacia el joven apuesto asesinado.
Es por corta, atractiva y fácilmente digerible una de esas historias que merece la pena leer para coger tono de lectura y saborear los verdaderos ingredientes de lo que es una novela con mayúsculas, intriga y verdades enfrentadas.
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