Leo Peralta, el mundo enigmático que pintaría David Lynch

De todas las referencias clásicas que asoman claramente al mundo onírico y a veces desasosegante del creativo Leo Peralta hay dos que descifran de una manera clara su particular mundo inspiracional; David Lynch y el Bosco. El enigma, lo inquietante. Conversando con él asoman más referencias, eclécticas en su apariencia pero con nexos comunes claros, el existencialismo, el lado oscuro del individuo, una nostalgia de mundos soñados, pasados, una lucha interior y poética como la que transmitieron con su música Nina Simone o David Bowie (otras de sus referencias) y para los más incisivos un sesgo filosófico profundo en muchos de esos cromos que nos plantean un mundo entregado al consumo que ha arrasado a un mundo de las ideas. Todo abordado en un lenguaje pop abonado al collage.

Leo Peralta, malagueño que ya frisa los cuarenta, se deja caer mucho en redes como Instagram para aparecer como uno de los más frescos referentes del arte gráfico español actual. Siendo ya un valor consolidado con exposiciones de muy diverso tipo a sus espaldas y encargos gráficos para todo tipo de clientes, desde discográficas a marcas comerciales de muy diversa índole.

Su incontinencia y su catarata de imágenes que desbordan fantasía asombran a cualquiera que siga su perfil. Es el caso del que escribe, y sabiendo más de él conocí que no se encasilla como artista gráfico, diseñador o ilustrador sino en una mezcla de todo eso y más, mientras pelea con todas sus fuerzas por hacerse un hueco entre los pocos privilegiados que casi viven del mundo del arte en este país.

Actualmente su talento le ha llevado a participar en una campaña de Adidas para su línea clásica de Gazelle, esos modelos tan sucintos como elegantes que nunca superará la marca alemana de zapatillas. En unas imágenes publicitarias que tienen más de arte urbano que otra cosa, Peralta juega con lo antropomorfo y vintage mientras yo llegué a descifrar en una de estas estampas su intención de encumbrar algunos objetos de consumo como futuras obras clásicas, o al menos eso he convenido yo que parecía transmitir en algún caso.

El malagueño además de esta experiencia publicitaria acaba de participar en una exposición colectiva en Buenos Aires dentro del Festival Internacional de Cine LGTBIQ en el Centro Cultural Recoleta, que estuvo comisariada por Topacio Fresh (Fresh Gallery). Los encargos no le faltan y es a través de las redes sociales donde más ha notado el calor del público y el aplauso de unos seguidores incondicionales. «Ahora gracias a redes como Instagram mi trabajo está en Italia, Alemania, Francia, México«.

A pesar de lo prolijo que se muestra en las redes Peralta entiende que el tiempo invertido en ellas es lo que requieren las nuevas formas de comunicación en internet. Y pese a que pudiera pensarse que toda sobrexposición tiene un interés más comercial que otra cosa advierte que él lo ve «como algo natural que no me condiciona, ya que no me guío por lo que reclama el mercado».

Entrando precisamente en cuestiones más artísticas, de aspiraciones personales y sueños por cumplir, resuelve que su gran reto es exponer una individual fuera de España mientras que apostilla una interesante máxima a la pregunta de si con el arte se puede cambiar el mundo, algo que no desentona con la profundidad que le imprime a muchas de sus composiciones: «Con el arte podemos cambiar la percepción del mundo», responde. Ahí nos quedamos. Que no es poco.

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