08 Dic Kafka estaría orgulloso de este Proceso
Fotos de; Dani Pérez/Teatro Echegaray
Kafka, pese a que cuando murió ordenó quemar todos sus escritos, estaría orgulloso de esta adaptación de ‘El proceso’ que puede verse en el Teatro Echegaray de Málaga . Bajo la dirección de Belén Santa-Olalla y con una estratosférica Alessandra García, en el papel de Joseph K, esta obra vuela libre y se merece otras latitudes con lo que cumple más que de sobra con el papel del ciclo Factoría Echegaray que trata de lanzar productos de elaboración ‘malaguita’ allende Las Pedrizas.
La obra nuclear refleja el enorme desasosiego y desapego que Kafka (Praga, 1883-Kierling, 1924) debió sentir hacia la autoridad -tuvo un padre dictatorial- y hacia la ya envenenada burocracia de las nuevas sociedades industrializadas en las que vivió. Pero es que además cuando uno sale de esta exposición de miedos, angustias, tentaciones obscenas y peligros lo mejor que le ha ocurrido es ese buceo a lo más oscuro de su vida interior. ¿Y si usted fuera acusado de algo que no ha hecho por un tribunal a todas luces corrupto? ¿O, realmente, sí que ha hecho algo?
Pese a que superficialmente ‘El proceso’ pudiera parecer una sentencia simple; ‘El proceso en la justicia de hoy día es la propia sentencia’ (veáse Rita Barberá, para los ‘peperos’) la poliédrica intención de Kafka en esta pesadilla inacabada tiene múltiples lecturas, entre ellas el de la libertad del individuo; entregarse a la dictadura de la masa y de la convención social o ser independiente y marginado por extensión.
Al margen de que la interpretación de la obra le dé a usted para unas cavilaciones más o menos sesudas, lo que sí produce en el espectador es la continuada sensación de alerta, alarma, miedo, conmiseración y empatía con el épico Joseph K, que lucha por defender su inocencia, contra viento y marea, pese a esas dudas del pecado original cristiano que gravitan en su mente y a veces en sus apelaciones. Lo que hace convertir a la obra en un thriller mágico por las dudas del pasado, quizá no tan inmaculado, del acusado.
Los cuatro actores que acompañan a Alessandra García en su gran confirmación como actriz premium (Antonio Arcos, Antonio Navarro, Garikoitz Lariz y Lucía Moreno) no le van a la zaga y certifican la calidad de este producto made in Málaga pese al pasaporte globertrotter de su principal inductora; Belén Santa-Olalla. La muy acertada escenografía, iluminación e incluso el onírico y kafkiano video mapping de Emmanuel Lafont hacen todo lo demás.
Mención aparte merece la intrigante performance previa (para entrar al espectáculo hay que rellenar un informe policial previo a través de una web y uno es llamado en varias ocasiones a lo largo del día de la función para distintas diligencias) que predispone a estar en tensión durante el espectáculo vaya uno a ser llamado ante Su Señoría. Algo que rompe la cuarta pared de una manera muy divertida e ingeniosa para conectar con la sensación de culpabilidad del propio espectador.
Teatro Echegaray. Málaga. C/Echegaray.
Experiencia previa 30 min.
Función 1.30 h. (s/i)
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