Málaga (España) 15/05/2017 Ensayo general de la obra teatral El último beso. Este nuevo montaje de Factoría Echegaray está dirigido por Jerónimo Cornelles y cuenta con la participación de los actores Alejandra Cid (Erika), Carlos Bahos (Laura) y Pablo Fortes (Dimas). Foto: Daniel Pérez / Teatro Echegaray

‘El último beso’, el amor más allá de la muerte

Foto: Daniel Pérez/ Teatro Echegaray

La aparentemente sencilla trama de ‘El último beso’ crece y crece a medida que el cuadrilátero de una sala de espera de una clínica se va tornando en sala de confesiones y confraternizaciones entre la mujer y la amante de un hombre accidentado que espera en breve la eutanasia. El final de la representación es magistral, cierra un círculo de pensamientos nostálgicos y de venganza de una manera brillante y conciliadora donde el amor, la amistad y la vida han luchado contra el reproche y la monogamia.

El amor después de la muerte precisamente está en el fondo de esta comedia dramática o drama cómico donde el motor más literario, más superficial, es dirimir quién de estas dos amantes, si la esposa o la oculta transexual, deben firmar la hoja de autorización a poner fin al coma irreversible en el que se encuentra Xandro, en el centro de todo y ausente en toda la obra a pesar de ello.

Ambas, oficial y concubina, pasan parte del encontronazo en tan fatales circunstancias debatiéndose en quién ha sido más amada por el cuasi finado y por quién se iba a decidir definitivamente la noche en la que sufrió el accidente. Descubriendo al paso un hombre casi con doble personalidad e inmerso en un mar de dudas.

Ambas tomarán una decisión salomónica y muy poética casi al mismo tiempo que expira su deseado amante masculino. Ambas transitan por un diálogo espinoso, en un hallazgo indeseado de la otra, en la peor de las situaciones pero regalan grandes momentos de comicidad, hilarantes y por momentos casi precipitados a la vulgaridad verbal del vodevil almodovariano. Pero no, hay mucha más profundidad en ‘El otro beso’ que guarda un final envuelto en celofán y una buena moraleja para encarar la vida tras la pérdida.

Mención especial en la interpretación merece Alejandra Cid que borda a una histriónica polaca (Erika), la esposa, al borde de un ataque de nervios, impresionante en su papel, o un Carlos Bahos (Laura), la trans amante, que aguanta muy bien esa piel feminizada con un acento de señorita remilgada y orgullosa salvo en ataques tronadores de contenido sexual explícito. El tercer actor que hace de enfermero psicólogo algo chiflado, Pablo Fortes (Dimas), también crece en su importancia y termina por ser un gran árbitro de la lucha.

Las coreografías puntuales y la música ‘jazz’ consiguen darle a su vez un toque de enredo woodyallenesco, elegante y contenido pese a la furia desatada por momentos.

En resumidas cuentas quizá la mejor producción vista en Factoría Echegaray por la redondez, la profundidad en el mensaje y a la vez lo liviano y divertido con que se está ofreciendo al espectador un plato de muy mala digestión. Una genialidad, repito.

Factoría Echegaray

Autor y dirección Jerónimo Cornelles
Alejandra Cid  Erika
Carlos Bahos  Laura
Pablo Fortes  Dimas
1.15 h. (s/i)

Calificación; ♠♠♠ y medio (sobre cinco).

Hasta el sábado en Teatro Echegaray. Sábado 27 a las 13 y 20 horas y domingo 28 a las 19 horas.

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