Imagen promocional de 'La seducción' de Sofía Coppola.

Sofia Coppola, sin cópula en ‘La seducción’

El que haya entrado a este post por el titular pensará que es un pelín ordinariete. No va muy descaminado porque la inexpresividad de la directora de ‘La seducción’ me ha llevado a subir el acento del mismo un pelín cabreado. Y es que Sofia Coppola vuelve a quedarse en un ejercicio de tibieza cinematográfica importante en su nueva película y a mi parecer queda como anonida, pacata, cursi, por no rebasar ese límite tan celebrado de ella con Andy García en el Padrino III sobre esa mesa cubierta de ñoquis. ¿Por qué le temen tanto los americanos a una escena erótica, tórrida? ¿No ha aprendido nada de la tensión narrativa de su padre? No digo que llegue al tono de una peli española, pero me esperaba algo más vibrante.

Y la verdad es que lamento mucho rebajarles las expectativas de su nuevo trabajo -ahora que la chica es algo así como un reclamo indie- pero me pareció muy duro asistir al espectáculo de una película insulsa a más no poder con lo que hoy cuesta ir a un multicines y pedirse unas palomitas. No se puede contar con mejores actores y quedarse en nada y esto es lo que ocurre en ‘La seducción’, donde la historia, el argumento, no es de por sí un acontecimiento increíble sino que parte de una especie de locus amoenus especial, en mitad de la guerra, donde un desertor yanqui queda supeditado a los cuidados de un grupo de mujeres de diferentes edades, enclaustradas en una maravillosa mansión sureña en plena Guerra de Secesión americana. A mí me recordó al Decamerón, de principio, pero sin el tono subido, es decir me hizo olvidarlo rápidamente.

Primero, hay que creerse a duras penas que un grupo de mujeres, algunas de buen ver como Nicole Kidman o Kristen Dunst, viven arcádicamente en una mansión del sur americano cerca de la línea de batalla sin haber sufrido las limitaciones y abusos de las guerras… Todas están perfectamente ataviadas en toda la película y no falta la buena mesa pese a que ellas viven todas sólo de un huerto que hay en el jardín. Hay que salvar  que lo más valioso del film es el vestuario. Algo que por otra parte ya definió a este directora (recuérdese ‘María Antonieta’).

La película tiene un momento culmen cuando entre la abstención sexual supuesta del grupo en mitad del pandemonium de la guerra llega este viril soldado herido. Allí la jefa de estas amazonas, le lava las heridas mientras éste se haya inconsciente. Aquí la mejor escena de ‘La seducción’ es ver a la Kidman limpiando todo el cuerpo de Colin Farrel, atravesada por el deseo de tanto tiempo en cuarentena. Como era de lamentar, la cosa no llega a las partes pudendas que yo pienso que de una manera elegante se podía haber llegado para no dejar el resto de la peli en una lucha muy singracia de cada una de las mujeres del grupo por los encantos del ‘seductor’. Aburre esta parte.

En un momento determinado, la película realiza un giro hacia una situación más dramática, dominada por el terror pero igualmente cae de esa tensión de una forma bastante ingenua. La resolución del conflicto es hasta infantil y Coppola habrá de subrayar lo máximo posible el escaso lirismo de la situación. No lo consigue a mi juicio. La hija del genio vuelve a quedarse en ese ejercicio de contención y medianías que para mí ya es suficiente. Pienso que ya ha tenido demasiado crédito por mi parte tras la celebrada ‘Lost in traslation’. Y no sé en qué momento Cannes la premió.

Título original: The Beguiled
Año: 2017
Duración: 91 min.
País: Estados Unidos
Director: Sofia Coppola
Reparto
Colin Farrell, Nicole Kidman, Kirsten Dunst, Elle Fanning, Oona Laurence, Angourie Rice, Addison Riecke, Wayne Pére, Emma Howard, Matt Story, Rod J. Pierce

Calificación: ♠♠ (sobre cinco).

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