Hay en 'Ordesa' un rastro de dolor milagroso

— Ordesa, la metafísica de la pérdida

Hay en Ordesa, el libro de Manuel Vilas, un rastro de dolor milagroso. El escritor maño ha concebido un artefacto literario que confunde todas las etiquetas literarias y que viene a ser como un código genético hasta ahora indescifrado por la ciencia. Una suerte de comunicación ultramagnética con el más allá. Deja su lectura un reguero de lágrimas de consternación de las que nace una epifanía -que dirían los cursis, como yo- la anunciación de un camino, de un diván compuesto de letras, para tocar a nuestros muertos sin que sus cuerpos llenos de gusanos nos devoren a nosotros. El ejercicio es a vida o muerte.

Como ya he leído, se nos presenta Ordesa como un territorio sentimental, cuasi telúrico, en el como la montaña de Encuentros en la tercera fase todos los que oímos esa música estamos llamados a asistir. Es la música de la genética. Un eslabón sentimental que nos mantiene alejados del suicidio y que nos conforma tal y como somos. Nunca había leído un canto a la paternidad tan profundo y tan sentido. Un lloriqueo tan estremecedor y bien escrito sobre la pérdida de esos dos pilares, que son afluentes del río de desgracias que conformamos.

Está también adornada la literatura de Vilas de eso que el cole estudiamos como poesía de la experiencia. Una nueva sentimentalidad que no trata de esconder vísceras y casquería y se condimenta con caídas de todo tipo, las más lamentables, las del alcohol. Con todo ello cocina el autor de tantos libros de poesía celebrados, un suerte de mini capítulos ensartados que son a menudo difíciles de digerir por la fuerte conjunción de sentimientos fuertes, con olor a justicia con la injusticia, con sabor a gloria con la miseria humana, con olor a flores de funeral.

Hay una lectura de España demasiado fiel en su sentencia de un casi Jovellanos moderno. Una risilla de gamberro de todo el floreo y el boato del escritor célebre pero muerto de hambre. Un confesión de divorcio doloroso para con su última esperanza: los hijos y en resumen un trazado de abuelos a nietos que atraviesa el corazón de Vilas y casi un siglo de país al borde de la destrucción, como la mejor tragicomedia que el mismo autor pudo dar en su anterior dedicación de profesor de instituto.

En resumidas cuentas, un libro muy recomendable para entender nuestros propios fantasmas. Que te destroza de pura admiración y empatía con una generación que lo peleó todo en silencio y otra como en la que estamos que vive entre dos mundos; el legendario y el obsceno.

GéneroFicción.
Editorial: Alfaguara.
Valoración: Cuatro estrellas sobre cinco.
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