14 Oct Otro acierto de Woody Allen en Día de lluvia en Nueva York

No es una comedia a la altura de las grandes de Woody Allen, pero vuelve a ser brillante y hasta profunda si se rasca un poco en el desenlace (mi última favorita -no cómica- fue Irrational Man). En ‘Día de lluvia en Nueva York’ los sueños parecen cumplirse para los que creen en ellos o tienen pasta para imaginarlos, mientras castiga a los fascinados con el brillo del oropel. El amor en pareja es una quimera, de nuevo, una zozobra continua.

Esa puede ser una de las dobles lecturas de ‘Día de lluvia en Nueva York’ en el que una joven pareja vive una accidentada visita a Manhattan donde su amor queda a prueba de tentaciones cuando se separan. Algo que ya saben es la tónica dominante en el cine del neoyorkino. La infidelidad, su territorio natural y el enganche con cualquier espectador medio.

Y es que WoodyAllen siempre consigue hacerte algo partícipe de sus enredos sentimentales. Posiblemente sea el mejor psicoanalista de la historia del cine y sabe perfectamente las miserias y los sueños de la clase media del primer mundo. Esta es una de las claves de su nuevo estreno en el que vuelve a pasearnos por un Manhattan delicioso de hoteles con vistas a Central Park, cineastas en apuros, pianos-bar y toda clase de ambientes sofisticados. 

Buenas interpretaciones y chicos y chicas guapas adobados de alta cultura hacen el resto. El rey del vodevil burgués tiene la fórmula perfecta y en ella está también pasearnos, de nuevo, por su casa; Nueva York, el mayor plató del mundo y siempre en su punto nostálgico por aquel tiempo que se fue.