
17 Oct La resistencia insumisa del amor
Foto: Daniel Pérez/Teatro Echegaray
Resulta retadora la propuesta de Sigfrid Monleón y que hasta el sábado puede disfrutarse en Factoría Echegaray. Un monólogo que se va a más de una hora y que reincide en la inhumanidad del nazismo. Bastante manoseado ya el tema y teóricamente denso pero inesperadamente fresco en el derroche de expresividad de Alejandro Morales que encarna de forma sublime a uno de los pensadores más brillantes del siglo XX Dietrich Bonhoeffer sacrificado en un campo de concentración alemán el 9 de abril de 1945.
De estas premisas el actor narra en primera persona el contenido parcial de las cartas que envió al quizá gran amor de su vida Eberhard Bethge. Lo hace cargado de buenos sentimientos y buenas razones para él y para sus verdugos, se dedica en el preámbulo a su patíbulo a cantar al amor y la vida y de alguna manera vencer su cautiverio y sus torturas en el vuelo de esa flor de eternidad que es el perdón. De alguna forma encarna a un dios menor que estuviera siendo crucificado y perdonando a sus iguales, lo que le convierte en inmortal por la pura gracia de la literatura.
Morales asume toda la carga física de un hombre reducido a pellejo y huesos masacrados pero cuya mente y corazón nadie ha sometido. Su resistencia es la gloria de un ser que también conecta con dios en esas visicitudes y celebra la religión como el clavo ardiendo al que agarrarse para cantar a la vida y mostrar ternura con sus recuerdos, hasta con los familiares.
Es impresionante el momento en el que dramatiza sus torturas y se revuelca por el suelo como un saco golpeado por bestias. O cuando simula hacerle el amor a su pareja, que en este caso es una silla. Con qué pocos recursos Monleón y su diseñadora de luces y escena, Pilar Velasco, consiguen crear un auténtico decorado de asfixia y terror. Qué ajustada y celebrada labor de adaptación del texto original por parte de Alejandro Simón Partal.
Es en definitiva, ‘Resistencia y sumisión’, teatro puro y duro al que quizá le sobra algún momento que suena a repetitivo en el centro de la obra y diez minutos menos en general para ser aún más impactante.
Texto Alejandro Simón Partal
Dirección Sigfrid Monleón
Interpretación Alejandro Morales [Dietrich Bonhoeffer]
Iluminación y escenografía Pilar Velasco
Vestuario Bárbara Balloqui
Coreografía Carmen Romero
Edición de sonido Jorge Sarrión
Producción ejecutiva Stroke114
Equipo técnico Factoría Echegaray
1.05 h (s/i)
Calificación: ♠♠♠ (sobre cinco).
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