
08 Mar ¿Por qué no podría ganar el Oscar ‘Solo nos queda bailar’?
Una película de un sueco de origen georgiano tendría todas las papeletas para ser la película del año, sin necesidad de ver las demás que nos quedan por delante (déjenme exagerar). Y si es la película del año para muchos bien podría ser digna sucesora en el éxito comercial de la simplona Parásitos, que no tiene ni una décima parte de la profundidad, emoción e interés que tiene esta del joven director Levan Akin.
Ocurre que ‘Solo nos queda bailar’ es una película sentimental, de denuncia social, de una honda poesía y que eso en Hollywood cada vez importa menos. Trata un tema como la homosexualidad que sigue siendo incómodo pese a que Moonlight ya planteaba esto desde un relato menos explícito y ganara la estatuilla contra todo pronóstico. Call me by your name, una maravilla de Luca Guadagnino, sí que tiene un hálito de semejanza con esta.
Pero esta viene de la tranquila y ex consumista Suecia; Ingmar Bergman, Rubén Östlund… Y se fija en Georgia, una exótica ex república soviética que a duras penas se suma al Primer Mundo mientras conserva algunas de las tradiciones más especiales de ese crisol de culturas entre Asia y el otro viejo y nuestro continente.
El tema es la difícil situación para los homosexuales en estos países menos desarrollados así como el peso de las tradiciones y la moral cristiana sobre las capas sociales trabajadoras. La danza es el gran vehículo del relato, el lugar refugio donde incluso también son señalados por no bailar con hombría la exigente y espectacular danza georgiana.
En lo que de tributo tiene a la danza y a la entrega de los bailarines del ballet nacional es tremendamente bella. Tiene una fotografía especial y una iluminación diferente. La cinta recuerda a los trabajos de Carlos Saura sobre el flamenco. De hecho en lo que a concepto de lo que esta música significa y tiene como valores es bastante parecida tanto en la sonoridad como en muchos giros dancísticos (recuerda a la escuela bolera también).
Se vive un drama a tres y un amor prohibido entre dos bailarines que tienen que olvidar su historia por inmoral e inconveniente. No termina en Bodas de sangre pero alguna sangre acaba por correr. Lo mejor de la película, en la que sobresale la interpretación del protagonista, es la escenificación de cómo surge esa primera llama de pasión y cómo brilla la sonrisa de un enamorado cuando es correspondido. Fabuloso Levan Gelbakhiani.
Algún día la globalización será real y estas joyas deberían ser reveladas como obras maestras en el Khodak Theatre de Los Ángeles.
Título Original: And then we danced
Director: Levan Akin
Año: 2019
Nacionalidad: Suecia
Duración: 106 min.
Género: Drama
Intérpretes
Levan Gelbakhiani, Bachi Valishvili, Ana Javakishvili.
Calificación: ♠♠♠♠♠ (sobre cinco).
Puedes verla en www.cinealbeniz.com de Málaga
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