
19 Ago El amor y sus crímenes, según Leiva
La noche del pasado miércoles puede definirse como un recuerdo memorable para la dilatada trayectoria de Starlite Marbella. El concierto del cantante madrileño Leiva resultó todo un éxito si nos remitimos a la abarrotada audiencia del auditorio de la cantera de Nagüeles y a la felicidad que mostraban los rostros de todos los allí presentes cuando se despidió a bases de bises, en el esperado Lady Madrid.
El cantautor madrileño absorbió toda la energía positiva de la montaña magnética que domina la ciudad del verano interminable cuando arrancó con una puntualidad relativa su paseo por ‘Cuando te muerdes el labio’ y otros éxitos de ayer y hoy.
Leiva consiguió no resentir su caudal lírico con la ayuda de una voz maravillosa en Esmeralda Escalante del dúo Ainda que hicieron de teloneros a la vez y que junto a una banda no muy numerosa sonaron con mucho peso y contundencia. A rock and roll del de antes.
Escalante le sirvió a Leiva para hacer de todas esas mujeres que presiden la escena musical sudamericana en la actualidad y que él añadió con buen olfato a su nuevo disco cuando decidió componerlo en plena pandemia en México. Un todas en una que funcionó a las mil maravillas.
Si comenzó con un viejo tema «nada que nos separe» al muy poco comenzó a desmenuzar lo muy nuevo; ‘Histéricos’, ‘Stranger Things’ o ‘Infinitos’, ese repaso por sus dolencias y sus psicoanálisis certeros del amor y todos sus crímenes perfectos, que diría Calamaro.
No faltaron sus brindis a un pasado glorioso cuando en la parte final del bolo se acordó de su noctambulidad juvenil y de un episodio bohemio en Marbella para ir tomando el camino de camerinos con algunos himnos generacionales como ‘Como si fueras a morir mañana’ o ‘Terriblemente cruel’.
Entremedias de todo, a la voz suave y a la vez cavernosa con el hombre de la mirada de cristal se le ocurrió un imposible que fue posible; tres minutos de silencio total en toda una canción de las que secuestran el corazón para siempre, con los móviles en el bolsillo. Y quizá esa comunión a la vieja usanza valió el precio de una entrada.
Calificación: ****
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